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Entrevista con Expansión

Entrevista a Danièle Nouy, presidenta del Consejo de Supervisión del Mecanismo Único de Supervisión,
por Alicia Crespo Cifrián, Expansión,
publicada el 13 de octubre de 2015

– ¿Cómo ha sido el año inaugural del MUS? ¿Encontraron cadáveres en los armarios?

Vamos a cumplir un año pero todo empezó antes, en enero de 2014. No encontramos ningún cadáver gracias al estudio en profundidad de los balances (análisis de la calidad de los activos) y a la prueba de resistencia (test de estrés), que fueron muy útiles para conocer mejor los bancos que íbamos a supervisar. Honestamente, pensábamos que el primer año del MUS sería más fácil. Todo ha sido nuevo. Hemos tomado decisiones sin precedentes. Aunque siempre aparecen cosas nuevas, esperamos que el segundo año sea, no más fácil, pero sí más normal.

– ¿Por qué hacía falta un supervisor único?

Los políticos europeos querían más Europa y tras una crisis financiera tan dura, una unión bancaria tenía mucho sentido. Este fue el detonante. Lo hizo aún más necesario el alto grado de conexión entre los bancos, el hecho de que puedan contagiar a otros más allá de las fronteras nacionales cuando tienen problemas. Y tenemos una moneda única.

– ¿Se puede evitar otra crisis financiera como la última?

Nadie puede prometer eso. Pero sí que seremos un supervisor más duro, que aplica concienzudamente la nueva regulación. Esta regulación nos permite exigir más capital y de mejor calidad y niveles adecuados de liquidez, y por primera vez en Europa, tenemos normas de gobernanza en línea con los estándares internacionales. Además contamos con el Mecanismo Único de Resolución, con un fondo de resolución único. Tenemos muy buenas herramientas. Nunca estuvimos tan bien preparados como ahora para encarar una crisis.

– ¿Los requisitos de capital dejarán de crecer algún día?

Tener suficiente capital de calidad es una exigencia que ha venido para quedarse. Pero el BCE ha dejado claro en el Comité de Basilea que hay que concluir ya las reformas. Los bancos no pueden perseguir una meta en movimiento. Necesitan saber dónde está la llegada, analizar sus modelos de negocio de acuerdo con los nuevos criterios y prepararse para cumplir con los requisitos. Las reformas eran absolutamente necesarias pero llegó el momento de acabarlas y aplicarlas.

– El MUS ya ha comunicado a cada banco el capital que debe atesorar. ¿Es justo exigir ratios diferentes?

Es absolutamente necesario y correcto. Primero hay niveles comunes de capital, pero luego hay que basarse en distintos criterios, como el perfil de riesgo de los bancos y la calidad de los activos de cada uno. Hemos hecho un buen trabajo en relación con nuestra metodología al definir los requisitos de capital de 123 entidades de crédito significativas de 19 países asegurándonos de ser lo suficientemente duros y justos al mismo tiempo. No me cabe ninguna duda.

– Pero quieren mantener en secreto el capital requerido a cada banco. ¿No va contra la necesaria transparencia del mercado?

En primer lugar, permítame decir que no podemos supervisar bajo los focos. Además, aunque hemos publicado mucha información tras la evaluación global (Comprehensive Assessment), ni los analistas ni los periodistas han hecho mucho uso de ella. Por ejemplo, había información sobre la composición de los fondos propios de los bancos que no se ha tenido muy en cuenta. La transparencia es maravillosa y cuanta más mejor, pero no creo que debamos publicar absolutamente todo lo que hacemos.

– El BCE aconseja una política de dividendos prudente. ¿Cuándo dará libertad total?

Ya hay libertad para los bancos que se lo pueden permitir. Lo que dijimos el año pasado es que, si un banco cumple todos los requisitos actuales y futuros de capital, puede hacer lo que quiera, sin olvidar que las perspectivas económicas y financieras no son maravillosas, por lo que requerimos prudencia. En el otro extremo, están los bancos que no cumplen los requisitos, a los que no se les permite dar dividendos. A los que tienen pérdidas, tampoco, aunque se pueden contemplar excepciones si son solventes y tienen una razón convincente. En el medio están los bancos que cumplen los requisitos de capital actuales, aunque no aún los exigibles en el futuro por Basilea III. A esos les dijimos que retuvieran beneficios en cantidad suficiente para cubrir al menos una cuarta parte del capital adicional que tienen que acumular durante los cuatro próximos años para alcanzar los objetivos de 2019. Es simplemente sentido común. Seguiremos siendo restrictivos con el dividendo por el momento, porque en realidad no hemos salido aún de la crisis. Nosotros hacemos recomendaciones, pero obviamente esperamos que los bancos las cumplan. Si no lo hacen, convertiremos las recomendaciones en una obligación.

– ¿Le preocupa la baja rentabilidad de la banca?

Claro que estamos preocupados por la baja rentabilidad. Analizamos la sostenibilidad de los modelos de negocio y los factores que generan beneficios, es decir, esperamos que los bancos sean rentables y que tengan suficiente capital. Hasta ahora, las principales causas de la baja rentabilidad han sido las provisiones y las pérdidas en los créditos más que los tipos bajos. El efecto negativo de éstos ha sido moderado y probablemente superado por el efecto positivo del impulso económico y por la mejora resultante de la capacidad de familias y empresas de devolver sus préstamos. Las medidas de política monetaria son como una medicina, pueden tener efectos secundarios por lo que no la puedes tomar toda la vida. Cuando pase la enfermedad y se deje de tomar, desaparecerán sus efectos secundarios.

– ¿El problema de la rentabilidad provocará fusiones?

Hay países en los que la banca ya está muy concentrada y otros en los que aún hay espacio para fusiones. A algunos bancos les decimos ‘aunque no tengas problemas, por tu baja rentabilidad y falta de perspectivas de negocio ante la fuerte competencia, te recomendamos que te plantees una fusión’. Es algo que hablamos con los bancos cuando creemos que tiene sentido. Pero aún es demasiado pronto para estimar cuántas fusiones veremos y cuándo se producirán.

– Sus inspectores van a los consejos de los bancos. ¿No se entrometen demasiado?

Acudir a los consejos, hacer recomendaciones y advertir de riesgos y de lo que consideramos que es necesario hacer puede verse como una intromisión excesiva en algunos países. Pero dentro de pocos años se verá normal, porque lo es. El supervisor alemán lleva tiempo yendo a todas las reuniones de los consejos de administración. Nosotros no vamos a todas pero a veces les enviamos mensajes.

– ¿De qué tipo?

Por ejemplo, necesitas más capital o de mejor calidad, prepararte para las nuevas reglas de liquidez, evaluar más en profundidad la sostenibilidad de tu modelo de negocio, o tu gobierno corporativo no es lo suficientemente bueno...

– Los presidentes de algunos bancos tienen poder para cambiar al consejero delegado. ¿No es excesivo?

Las leyes difieren por países. Lo importante es que los supervisores tenemos el poder de decidir sobre la idoneidad de los cargos, y podemos rechazar candidatos por falta de la experiencia adecuada o por haber tenido problemas en el pasado. Y es muy bueno que ahora tengamos más facultades legales para asegurar la buena gobernanza. Los poderes que nos confiere la directiva de capital (CRD IV) son significativos.

– Los sueldos de los banqueros suben de nuevo. ¿Se puede embridar la avaricia?

Tras la crisis somos más sensibles a las remuneraciones, están bajo más control. Las normas han cambiado, estamos más preparados para evitar abusos. La naturaleza humana es la que es y ciertos casos se pueden repetir si no somos lo bastante cautos. El tono debe marcarse desde la cúpula de los bancos. Una fuerte cultura ética hará menos probable que sucedan.

–Los bancos siguen registrando problemas de mala conducta. ¿Hay que endurecer las sanciones?

Ya son bastante altas. Lo que hace falta es más ética y mejores controles internos en los bancos. Los supervisores tenemos que hacer todo lo posible para que la mala conducta sea cada vez más improbable. Pero seguramente, esto sea una tarea muy difícil.

– ¿Cómo será la prueba de resistencia de 2016?

Eso lo decide la Autoridad Bancaria Europea (ABE). Examinará el 70% de los activos por países, unos 50 bancos para el MUS. Le hemos pedido a la ABE que considere al MUS como un solo país.

– ¿En algún país no se examinará ningún banco?

Sí. Probablemente eso suceda con los países pequeños.

– ¿Imitará la prueba de la Fed?

No. Se necesitarían demasiados supervisores y el coste sería excesivamente alto. Quizá usemos en el futuro algo del examen de la Fed, pero no es idóneo para los bancos europeos por ahora. En EEUU los bancos son menos y muy similares entre sí. Aquí tenemos 123 de todo tipo y la ABE ha establecido distintas reglas por buenas razones.

– La banca pide protección ante la banca en la sombra y operadores digitales.

Nuestro poder se circunscribe a las entidades con ficha bancaria. Algo tiene que hacerse con la banca en la sombra, pero no nos corresponde a nosotros hacerlo. Apoyamos los esfuerzos de Bruselas para abordar sus riesgos y las formas en que opera. En cuanto a sus competidores digitales, los bancos deben mantener el ritmo con su desarrollo. Las nuevas generaciones quieren banca digital, que además permite a los bancos reducir costes. La digital es parte de la oferta que deben dar los bancos si quieren aguantar bien ante los nuevos competidores.

– ¿Cuál es su mayor reto como supervisor?

Es muy difícil escoger sólo uno. Quizá sea mejorar el nivel de las exposiciones dudosas (non-performing exposures). Tenemos una ratio media del 12% en los 123 bancos del MUS y es demasiado alta comparada con la de otras regiones del mundo. Estamos intentando mejorar la situación utilizando la experiencia de Irlanda, un país que ya ha hecho un gran trabajo en esta materia.

– ¿Cómo ve la tasa de morosidad de los bancos españoles?

La recuperación económica en España ha ayudado significativamente a la mejora de los niveles de exposiciones dudosas de los bancos.

-Cuando José Manuel Durao Barroso aún era presidente de la Comisión Europea culpó al Banco de España de la crisis financiera por su mala supervisión de las cajas. ¿Está de acuerdo con esta acusación?

No. En absoluto. Es demasiado fácil echarles la culpa a los supervisores de todo lo que ha salido mal. Siempre hay muchas causas en un mismo problema. El Banco de España ha sido y es un supervisor riguroso.

– Muchos de sus supervisores fueron fichados por el MUS.

De hecho, los supervisores españoles son ya más numerosos que los alemanes, italianos o franceses según los últimos datos que tengo. Hoy son la primera nacionalidad trabajando para el supervisor único. Esto confirma lo que ya he dicho: el Banco de España era un supervisor duro. Si no hubiera sido así, no se habría contratado a tantos los supervisores españoles. La competencia por los puestos ha sido muy fuerte.

– ¿Qué valoración hace hoy de la banca española?

El Banco de España hizo un gran trabajo de limpieza de los balances, tomando las medidas necesarias. No tengo duda. Debía encarar la crisis inmobiliaria, la morosidad y el deterioro de la calidad de los activos. Para reconducir una situación como esta se puede requerir a los bancos solo lo que pueden hacer o una limpieza en profundidad para sentar unas bases sólidas aunque eso conlleve dar un espacio de tiempo para introducir gradualmente requerimientos de capital adicionales. El Banco de España hizo esto último, de forma acertada en mi opinión.

– ¿Qué pasará con los bancos con sede en Cataluña?

No especularé sobre cuestiones de carácter puramente nacional y que no conozco. Nadie sabe qué pasaría ni qué régimen tendría Cataluña si declarase la independencia. Es un asunto a tratar a nivel europeo.

– ¿Qué le parece el acuerdo entre el Gobierno español y Bruselas por los DTA?

Es muy positivo, puesto que representa más certidumbre y una mayor armonización, dos palabras que suenan a música para los supervisores. Asimismo, los inversores necesitan saber qué compone el capital de los bancos y ahora hay certidumbre a este respecto.

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